publicación Online Marzo 11, 2011
 
 
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Edicion No. 264 , MARZO 2011
 
   

Otra jugada de AMLO

Salvador Hernández Vélez.
Como ha sido característico, Andrés Manuel le marca la agenda al perredismo y por qué no decirlo, a la izquierda misma. Ahora se ha manifestado en contra del acuerdo para formalizar una alianza con el PAN en el Estado de México. Van por una consulta pública para determinar si se hace o no esa alianza. AMLO les contesta con una jugada más, solicita licencia como militante del PRD, ¿cuándo ha necesitado permiso para hacer sus movimientos estratégicos?

Tampoco es la primera vez que López Obrador al mover sus fichas sacude al PRD para cumplir con sus objetivos. En noviembre de 2010, lanzó al ruedo a la senadora Yeidckol Polevnsky en busca de la candidatura por el Edomex. Y en enero de este año, impulsó a Alejandro Encinas como el “precandidato de las izquierdas”. Y desde el 2009, ha hecho campaña por candidatos del Partido del Trabajo y Convergencia. El Peje no necesita licencia para operar en varias pistas, y no le importa si va o no en contra de sus correligionarios, basta recordar el caso de Juanito en Iztapalapa.

Lo de las alianzas entre “legítimos” y “espurios” en el fondo evidencia una disputa que confronta en cada estado a las huestes del perredismo. En Coahuila Mary Thelma Guajardo y Gustavo de la Rosa de la corriente de los Chuchos apoyan la estrategia de las alianzas. Del lado del Peje se alinean Adrián Puentes Adriano y el profesor José Guadalupe Céspedes, opositores a la alianza con el partido que les arrebató la Presidencia de la República en el 2006. Esta disputa interna del sol azteca coahuilense seguramente llegará a litigarse en los tribunales electorales. En otros estados las corrientes perredistas afines a López Obrador han amenazado con agotar todas las instancias legales y políticas para detener la alianza con el albiazul.

Minimizar este asunto de parte de los simpatizantes de las alianzas sin duda les acarreará problemas en el proceso electoral. Esta desavenencia también se enmarca en la lucha interna por la dirigencia nacional del partido y abona para que las confrontaciones sean a “muerte”. En el fondo para muchos militantes perredistas lo más importante es ganar posiciones en el partido antes que ganar posiciones en el gobierno.

Las divisiones están al día. En las elecciones de Baja California Sur incluso el ex dirigente nacional perredista, Leonel Cota, participó como candidato a una alcaldía por otro partido. En ese estado el PRD se partió y ganó la elección por la gubernatura el candidato del PAN ¿Qué apuntan estas disputas internas, el fin del PRD o tendrán la capacidad para promover la reforma que necesitan? Andrés Manuel con sus últimas jugadas los mete de nuevo en la probable batalla final.

Desde el 2008 las grupos internos del sol azteca han logrado eludir y postergar la batalla final entre las tribus que se disputan los recursos, los espacios de poder y la conducción del partido. La anterior gran confrontación por la dirigencia del partido parecía precipitar la ruptura largamente anunciada. La victoria “formal” de Jesús Ortega y sus aliados sobre Alejandro Encinas y otros sectores de izquierda dejó las brasas vivas.

¿Será que ha llegado el momento de que ambos proyectos no puedan seguir viviendo y conviviendo bajo un mismo techo y al amparo de un mismo emblema? ¿Será mejor para las tribus que cada quién siga su propio camino? En el 2008-2009 el PRD se fragmentó en dos grandes corrientes. Los Chuchos se quedaron con el registro, la infraestructura y las prerrogativas correspondientes; los pejistas se afianzaron en membretes amigos PT y Convergencia. Por lo que sea, por oportunismo o inteligencia, por intransigencia o desfachatez, la ruptura o la refundación del partido sigue en el limbo.

El PRD está ante dos corrientes que caminan por vías separadas y no pocas veces en sentidos opuestos, como queda patente con la estrategia de alianzas con el PAN. De tal suerte que, junto con la decisión en el Estado de México, los perredistas deberán encarar la renovación de su dirigencia nacional, que sin querer o no, revivirá la disputa tribal. Las corrientes del perredismo cargan con un enorme desprestigio al interior y al exterior, éste crece también por la ausencia casi total de propuesta

programática y línea política de “izquierda”, y porque en un exceso de pragmatismo se suman a la derecha gobernante para derrotar al PRI.

Mientras tanto López Obrador y sus seguidores, hacen de la intransigencia y el desdén por las instituciones, las reglas del juego y le apuestan a la inestabilidad. ¿Hasta dónde las jugadas de Andrés Manuel afectarán al PRD?

jshvelez@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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